¿Qué siente un Agente Inmobiliario?

En este post voy a relatar una de las operaciones más complicadas y a su vez más gratificantes de los 10 años que llevo ejerciendo como Agente Inmobiliario.

Un día recibo la visita en nuestras oficinas de la propietaria de una vivienda , una estupenda casa en la que había criado a sus hijos y pasado estupendos momentos con su familia y amigos, y que tenía que vender por pura necesidad.

Desde el momento en el que me cuenta su situación y la del inmueble, me doy cuenta que será una operación muy compleja, pero que si era capaz de sacarla adelante la persona que había venido en busca de ayuda tendría la oportunidad de empezar una nueva vida.

La finca tenía una gran cantidad de cargas e hipotecas que tuvimos que negociar para poder venderla a precio de mercado.

Por otro lado, tuvimos que hacer multitud de trámites notariales y registrales para que la clienta y sus hijos se hiciesen propietarios de la finca y así poder venderla.

A la vez que fuimos encajando todas las piezas, me encargué de buscar comprador para el inmueble y de hablar con su banco para que entendiese las condiciones en las que debería llevarse a cabo la compraventa. Cualquiera que tenga algo de experiencia en el trato con la banca, reconocerá la complicación de conseguir un préstamo en unas condiciones que nada tienen que ver con las de una operación normal.

Han pasado varios años y todavía recuerdo los nervios del día anterior a la firma en notaría, porque si todo salía bien mi clienta solucionaba su vida, pero si no se enfrentaba a multitud de problemas de difícil solución.

Y llegó el gran día, una de las firmas más multitudinarias a las que he asistido en todos estos años. Todo el mundo llegó puntual (comprador, vendedores, acreedores y los bancos implicados en la operación) y la firma fue como la seda. Vendimos la vivienda y conseguimos ayudar a una persona que lo necesitaba mucho.

La vendedora lloraba cuando salimos de la notaría y me dio las gracias por todo. Tengo que reconocer que ese agradecimiento tan sincero me hizo sentir especialmente bien.

La sensación que viví aquel día es la razón de ser de nuestro oficio.

 

Os espero en el siguiente post.

Javier Caudillo López.

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